imagen referencial. Ministro Francisco Torrealba |
Vía noticiaaldia.com
A un mes de su designación como ministro para el Proceso Social del Trabajo, Francisco Torrealba ha presenciado el primer aumento del salario mínimo del año, la firma de la convención colectiva del sector aluminio y la propuesta contractual de la principal acería del país, Sidor, que en conjunto, agrupan a más de 30 mil trabajadores de las empresas básicas de Guayana.
Su despacho emprende un acercamiento con Fedecámaras a los fines de dirimir asuntos laborales, salariales y productivos. En simultáneo, constata los niveles de producción de las empresas y busca consolidar los Consejos Productivos de Trabajadores (CPT), cuya función es impulsar la participación de la clase obrera en la gestión productiva nacional.
Al igual que sus dos antecesores en el cargo, durante este gobierno, Torrealba es dirigente sindical (Metro de Caracas y Frente de Trabajadores Ferroviarios) y exdiputado a la Asamblea Nacional, por el estado Portuguesa. “Si queda tiempo”, dice, juega beisbol, softbol, pádel (del inglés paddle) y organiza junto a sus colegas Jesús Faría y Ramón Lobo, la formación de un equipo de básquet en el gabinete.
–¿En qué consiste la Política Salarial del Gobierno?
La actual política se preserva dentro de la referencia que marcó el gobierno del comandante Hugo Chávez que es mantener, o intentar mantener, porque la guerra (económica) ha sido muy cruenta (…) el objetivo no se ha alcanzado, y hay que decirlo, hasta ahora no ha sido alcanzada, pero la línea de acción del presidente (Nicolás) Maduro es la recuperación progresiva del poder adquisitivo del venezolano. Veníamos de gobiernos de la cuarta república, con inflaciones de tres dígitos y aumentos de cero. El presidente Chávez empezó a dar aumentos salariales que estaban por encima de la inflación y eso permitió que se produjera progresivamente la recuperación del poder adquisitivo.
En el gobierno de Maduro sigue siendo la misma política y él ha dicho con claridad que no va a desamparar a los trabajadores y en ese orden de ideas, se producirán tantos aumentos salariales como sean requeridos para no dejar a la buena de Dios a los trabajadores. Hemos aumentado en un 50% el salario mínimo este año. Nuestra intención, como política de gobierno, es proteger el empleo y que este poder adquisitivo no se vea impactado por la inflación criminal e inducida y que no sea afectado por los grandes males de nuestra economía, que tienen que ver con la especulación, el acaparamiento, con el contrabando de extracción y con un nuevo mal sobrevenido, que yo diría que es el bachaquerismo, primer enemigo del salario y de los trabajadores.
–¿Existe la posibilidad de que el cesta ticket se convierta en salario o, que el salario mínimo supere al bono de alimentación?
Efectivamente en medio de la complejidad que plantea la guerra económica contra los venezolanos, la vía de compensación por el cesta ticket socialista –enmarcado en la Ley Programa de Alimentación de los Trabajadores– es una alternativa válida que ha puesto en práctica el gobierno para proteger a los trabajadores.
El presidente Maduro se percató de que era necesario elevar los ingresos por la vía del salario y por eso el último incremento del 50%, tiene esa proporción. La idea es que no se deprecie el salario y la idea es seguir privilegiando el salario sin obviar como mecanismo alterno y compensatorio la posibilidad de obtener los incrementos a través del ticket de alimentación que además son indexados; en los próximos días cuando se anuncie el ajuste de la Unidad Tributaria (UT), van a subir también. La base de cálculos que se utiliza es de 12 UT y creemos que en estos momentos es una buena referencia. Esta indexación es una fórmula para mantenerse vigente en el tiempo. Al indexarse hay un incremento en la compensación que no forma parte del sueldo pero que también es importante para el ingreso familiar. Lo que se percibe es líquido y no es objeto de retenciones .
–Hace poco dijo que “en las empresas privadas los tabuladores salariales deben ajustarse a los aumentos decretados por el Ejecutivo”. ¿Por qué el comentario?
Hay un problema muy serio que estamos revisando por instrucciones del presidente Maduro y tiene que ver con el solapamiento de los sueldos en el sector privado. En el sector público existen las tablas o tabuladores salariales, que son escalas de sueldos que se ajustan de forma automática cuando hay un aumento en el salario mínimo. En el sector privado, en la mayoría de los casos, eso no existe y produce que cada vez que se eleva el salario mínimo, todo el mundo se queda ganando el salario mínimo.
Esa es una cuestión absolutamente incorrecta que tiene que ser corregida y nosotros estamos esperando propuestas, si surgen por parte del sector privado, de Fedecámaras, y por nuestra parte también trabajando para que no se produzca una injusticia del sector privado que convierta al salario mínimo en salario único. Lo subrayamos: el salario mínimo no es el salario único. Tiene que haber mecanismos de escalas o diferenciación de los ingresos en el sector privado.
– Las empresas, especialmente la pequeña y mediana, están preocupadas para seguir operando con tantos aumentos, controles y con los días libres; inclusive Fedecámaras cree necesario revisar la Ley del Trabajo.
– Hemos estado dispuestos a perfeccionar todo lo que sea perfeccionable. Lo que no estaríamos dispuestos a hacer es a retroceder. Si los planteamientos fueran por ejemplo, como los que se manejaron en la cuarta república, en términos de estafa, que había que quitar la retroactividad de las prestaciones sociales para dar más aumento de salario, lo cual no ocurrió; y para generar más empleo, lo cual no ocurrió; y si los planteamientos son los que se manejan desde el Banco Mundial, o Fondo Monetario Internacional, que son inhumanos por decir lo menos, que van en contra de las reivindicaciones, entonces no hay mucho de qué hablar. Esa es la verdad.
–¿En el caso de Sidor, el Estado seguirá cubriendo el costo del contrato colectivo.Las empresas públicas deberían ser sostenibles?
Hay un gran avance en la claridad política en los trabajadores que saben perfectamente de qué se les está hablando. Dicho esto, asumen el compromiso como lo están haciendo, de esa incondicionalidad de sacar adelante el país. Ellos saben que la sostenibilidad y viabilidad de las discusiones de los contratos colectivos solo es posible si ellos hacen que estas empresas sean más productivas. Incluso, no solo para cubrir sus costos sino también a que produzcan para la sostenibilidad de la empresa y del país. La empresa tiene que pasar de número rojo, en términos financieros, a azul que son positivos. Estas empresas estaban condenadas a desaparecer, fueron rematadas a precios de gallina flaca, la revolución las recuperó, pero a partir de la idea de romper con la economía rentista es la hora de que todo lo que se ha invertido, empiece a generar frutos, dividendos, y el gobierno pueda seguir apuntando a los planes sociales y a ayudar a los desposeídos.
–¿Qué propósito tiene el diálogo con Fedecámaras. Volverá el tripartidismo?
El gobierno le ha dado una importancia trascendental a la relación con los empresarios genuinos y verdaderos de nuestro país. Y ahí está el Consejo Nacional de Economía Productiva que llevó durante el año pasado, Aristóbulo Istúriz, vicepresidente y ministro para las Comunas y que hoy lidera en forma directa, el vicepresidente Tareck El Aissami que sabemos que con su ímpetu dará un impulso extraordinario a los procesos de producción y la protección a los empresarios dignos y honestos que a nuestro juicio son la mayoría.
Sabemos que hay organizaciones cúpula, como Fedecámaras que tiene un pasado no muy agradable, no mi deseable, no muy limpio como fue haber dado el último golpe de Estado, junto con actores de la derecha venezolana; incluso una organización como esa es bienvenida al diálogo si viene en son de construir y de apartarse de la politiquería y ponerse a generar riqueza para nuestro país que al fin y al cabo, son riquezas para ellos también. Esta es una gran oportunidad.
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